13 diciembre, 2024

Espacios de interacción social: 5 prácticas argentinas lideradas por mujeres reflexionan sobre la vida en comunidad

Espacios de interacción social 5 prácticas argentinas lideradas por mujeres reflexionan sobre la vida en comunidad

Crear espacios de interacción social involucra procesos de diseño que buscan hacer frente a la individualización del ser fomentando los vínculos y conexiones entre las personas. Si bien el avance de las tecnologías de la información y la comunicación aporta nuevas herramientas que optimizan el desarrollo de ciertas actividades y funciones, su impacto en la sociedad tiende en ocasiones a incrementar prácticas individuales como el trabajo remoto, las actividades físicas a distancia por aplicaciones o el consumo digital de bienes, servicios y eventos, entre otros. Desde la arquitectura, el diseño de interiores y hasta el urbanismo, numerosas prácticas emergentes se enfrentan al desafío de consolidar espacios de interacción social a través de estrategias de diseño, usos y conexiones naturales que eviten el reemplazo del espacio físico por el virtual.

Como sostiene Andrea Cutieru, la arquitectura tiene el potencial de preparar el escenario para encuentros casuales e interacciones sociales. Al construir relaciones y compartir experiencias, el diseño de interiores contemporáneo es capaz de abordar la integración de diversas disciplinas para alcanzar el bienestar de las comunidades tanto en espacios compartidos y flexibles como íntimos y privados. Desde espacios gastronómicos hasta interiores residenciales, el diálogo entre materiales, lógicas de organización y equipamientos o mismo conexiones con el entorno natural protagoniza la escena arquitectónica actual orientada a potenciar las relaciones entre las personas y adaptarse a posibles cambios futuros.

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En Argentina, múltiples prácticas emergentes de arquitectura se enfocan en concebir propuestas que minimicen el impacto ambiental, colaboren en el ahorro de recursos naturales, brinden una segunda vida útil a ciertos materiales, conserven determinadas preexistencias y demás buscando el compromiso de las comunidades con las problemáticas actuales como así también el fomento de la interacción social entre generaciones. OHIO Estudio, Estudio Tecla, noma estudio, Mutar y Muro estudio representan cinco prácticas argentinas lideradas por mujeres cuyo interés evoluciona sobre el estudio y la interpretación de diferentes estrategias de diseño ligadas a crear espacios de encuentro e interacción flexibles, adaptables y en armonía con las necesidades contemporáneas.

En conversación con ellas, nos propusimos plantear la siguiente pregunta para reflexionar: Frente a una tendencia actual que tiende hacia el aislamiento de las sociedades y la individualización de ciertas prácticas, ¿qué herramientas podrían desarrollarse para promover el compromiso comunitario? ¿cómo puede llegar a impactar el diseño en la creación de espacios para diferentes generaciones? Continúa leyendo para descubrir sus respuestas.

OHIO Estudio: «No todo puede ser un código QR»

Fela Navia de OHIO Estudio: Desde nuestra práctica, estudiamos las tendencias actuales y analizamos los actores que interactúan con los espacios que creamos. Por eso decimos «adiós a la rutina»: vivimos en una sociedad sobreestimulada, nómade y con una rápida necesidad de cambio. Hoy en día, las personas valoran la libertad de elegir un espacio donde trabajar que no sea una oficina. La mayoría opta por moverse entre diferentes espacios gastronómicos, compartiendo el lugar con otros, aunque el propósito principal no sea necesariamente interactuar. También hemos notado un deseo creciente de involucrarse más en los procesos. Esto se refleja en el regreso de las barras y cocinas abiertas, espacios que invitan a participar en la experiencia. Además, surge una nueva sensibilidad hacia la salud mental y física, en la que la conexión con la naturaleza y prácticas como el mindfulness juegan un papel crucial. No todo puede ser un código QR.

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Esta dicotomía entre la sobreexposición tecnológica y el retorno al bienestar físico y mental plantea un panorama interesante para entender nuestro rol como diseñadores y arquitectos. Incluso cuando no intervenimos, las personas transforman los espacios en lo que realmente necesitan, como en el caso de los cafés convertidos en coworking.

Entonces, ¿Es el aislamiento de las sociedades una decisión o una consecuencia por la falta de respuesta desde el diseño y la arquitectura?

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Las herramientas que podemos desarrollar para fomentar el compromiso comunitario se traducen en la creación de espacios flexibles, sostenibles, dinámicos y que generen emoción. Espacios multifuncionales alineados con los intereses contemporáneos. Desde la práctica pública y privada, podemos impulsar programas de usos mixtos. Por ejemplo: espacios gastronómicos con áreas de coworking y sectores para talleres, plazas con huertas comunitarias que dialoguen con áreas de bienestar físico y de contemplación buscando un equilibrio entre tecnología y naturaleza, plataformas en distintos barrios que ofrezcan conexión a internet, estaciones de carga y mobiliario adaptable a todas las generaciones y accesibilidades, e intervenciones artísticas en parques con mercados itinerantes, atrayendo a personas de todas las edades.

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Mutar: «¿Vivimos cada vez más solos?»

Lucila Ottolenghi, Natalia Kahanoff, Luciana Casoy y Florencia Lopez Iriquin, socias fundadoras de Mutar: El compromiso comunitario aparece o deviene de la interacción, de los vínculos que se generan. Nos interesa preguntarnos entonces cómo generar nuevos escenarios para que estos encuentros sucedan, para romper con el modo en que nos hemos enfrascado en un anonimato propio de la ciudad moderna. En una primera instancia nos parece prioritario comenzar por desnaturalizar cómo se proyecta la forma en la que co-habitamos para poder pensar otras alternativas posibles.

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Nos surgen ciertas preguntas: ¿vivimos cada vez más solos? ¿ es el espacio doméstico un lugar peligroso? ¿para quién? ¿Cómo podemos generar espacios de cruce? ¿Qué actividades -incluso de cuidado- podemos/queremos colectivizar? 

Estas preguntas no tienen una única respuesta pero nos interesa ver cómo abordarlas dentro de las diferentes escalas en las que trabajamos. En la escala de mayor intimidad, repensar los espacios aislados y binarios cuestionando cómo la vivienda ha sido uno de los dispositivos de representación y reproducción de la división sexual del espacio y cómo ha servido para perpetuar las desigualdades estructurales en relación a los roles de género. Desde una escala intermedia, cómo fomentar la interacción entre vecinos y desde una mirada aún más macro, cómo se podrían llevar actividades que han sido históricamente relegadas al interior de la vivienda, hacia posibles infraestructuras urbanas de cuidado comunitario.

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No pretendemos romantizar el encuentro entre habitantes como un ideal sin conflicto sino que lo entendemos como algo necesario para romper con esa lógica del aislamiento. Lejos de proyectar espacios desde una mirada binaria (público-privado, abierto-cerrado, etc.) nos interesa trabajar con gradientes de intimidad y responder con estrategias flexibles para alojar la mayor diversidad de subjetividades. Transformar los muros en tamices y comprender a la vivienda como una pequeña porción de ciudad.

noma estudio: «Los espacios adaptables y de uso flexible pueden funcionar como puentes entre generaciones»

Camila Btesh y Leila Matzkin, socias fundadoras de noma estudio: En cuanto a la pregunta, consideramos que el diseño de interiores y la arquitectura pueden contrarrestar el aislamiento actual, especialmente en una época donde el home office ha transformado la relación con los espacios de trabajo. Desde nuestra práctica, trabajamos para diseñar tanto espacios residenciales como zonas de trabajo comunes que propicien el equilibrio entre lo privado y lo comunitario. Esto se logra a través de la creación de espacios compartidos de trabajo y esparcimiento sin dejar de lado la necesidad de espacios individuales para atender videollamadas u algún perfil gerencial que precise privacidad.

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Integramos materiales nobles y clásicos, garantizando la durabilidad y relevancia a lo largo del tiempo de nuestros proyectos. Estos materiales no solo aportan una estética que trasciende modas, sino que también crean ambientes cálidos y acogedores, invitando a las personas a convivir en espacios diseñados para compartir dando su impronta con sus objetos personales y decorativos que pueden ir variando a lo largo del tiempo pero con una base atemporal. Creemos firmemente en que los espacios adaptables y de uso flexible pueden funcionar como puentes entre generaciones, promoviendo así el sentido de pertenencia y la responsabilidad compartida hacia el entorno.

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Estudio Tecla: «Facilitar un equilibrio entre productividad y conexión social»

Valentina Rivarola y Leila Mihura, socias fundadoras de Estudio Tecla: Creemos que la pandemia, los avances tecnológicos, el ritmo acelerado de vida y el espacio público insuficiente fueron reduciendo la interacción entre las personas a lo largo de los últimos años. Además, el trabajo virtual y la cultura de hiperproductividad nos impulsan a priorizar el rendimiento individual, relegando la vida comunitaria. Estos factores fueron afectando la cohesión social y el bienestar, alejándonos cada vez más como individuos y reforzando una sociedad orientada a la productividad.

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Para revertir esta tendencia, desde la arquitectura podríamos proponer soluciones que respondan a este nuevo paradigma laboral y social. Generar espacios públicos bien equipados para que las personas puedan trabajar fuera de casa, pero compartiendo el entorno con otros, sería un primer paso. Estos espacios, que podrían ubicarse tanto en el área pública como en la privada, facilitarían un equilibrio entre productividad y conexión social. Creemos que esto podría crear un círculo virtuoso, en el que las personas sientan mayor motivación para salir y establecer relaciones en un entorno de trabajo compartido.

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Estos espacios deberían ser flexibles, adaptables a las dinámicas cambiantes de la sociedad y a los rápidos avances tecnológicos. Diseñar áreas con mobiliario modular, acceso a la tecnología y opciones de uso multifuncional permitirá que se ajusten a diversas necesidades con el tiempo, garantizando que sigan siendo relevantes y atractivos para las personas.

MURO estudio: «Entendemos el proceso de diseño como un proceso interdisciplinario, interactivo y participativo»

Equipo de MURO estudio: En el estudio entendemos el proceso de diseño como un proceso interdisciplinario, interactivo y participativo. Ya desde el germen de los proyectos intentamos que los mismos se nutran de la perspectiva de clientes, asesores e integrantes del equipo. Los resultados son mucho más enriquecedores cuando son en conjunto.

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Como arquitectas nos encontramos constantemente en la búsqueda de generar espacios que inviten al disfrute, a la vida en familia, en comunidad. Espacios que inviten a conectar. El diseño aporta el marco en el cual se pueden promover dichas conexiones.

La flexibilidad es una característica que consideramos fundamental a la hora de plantear espacios de interacción. Deben ser espacios que promuevan el desarrollo de actividades de personas con distintos intereses y necesidades, personas de diferentes edades y trasfondos. Espacios que puedan adaptarse a distintas rutinas, y que atraigan su uso.

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Con perspectiva en el futuro, las nuevas tecnologías y herramientas como la inteligencia artificial, seguramente se abran nuevos caminos para generar espacios que muten y convoquen a las nuevas generaciones. Espacios distintos a los que concebimos hoy.

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