23 noviembre, 2024

Introspección, elevación y encubrimiento: operaciones arquitectónicas para climas adversos

Introspección, elevación y encubrimiento operaciones arquitectónicas para climas adversos

La flexibilidad de la arquitectura le permite cambiar y ajustar continuamente su forma en respuesta al progreso tecnológico, las tendencias sociales y artísticas, y las experiencias colectivas que vivimos. Los acontecimientos globales a gran escala, como las migraciones transatlánticas del siglo XIX, el impacto de la tuberculosis en el diseño y, más recientemente, los efectos de la última gran crisis sanitaria mundial (COVID-19), han desempeñado un papel importante en la configuración de la evolución de la arquitectura.

En el contexto de la crisis climática, el papel de la arquitectura y el urbanismo ha sido ampliamente debatido, ya que representa uno de los mayores desafíos de este siglo. Es innegable que si bien hay esfuerzos activos a través de políticas e innovación para evitar llegar a un punto de no retorno, la arquitectura ya se está adaptando a los cambios y condiciones extremas que provoca. Más que pensar en un escenario de futuro lejano o distópico, los paulatinos cambios en las condiciones climáticas han sido motores para modificar, a través de operaciones arquitectónicas, cómo concebimos los edificios contemporáneos.

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La emergencia climática es universal; no hace distinción entre países, niveles de desarrollo o urbanización. Esto implica que su impacto es global: desde frecuentes inundaciones en América Latina hasta altas temperaturas en Europa y Oceanía, y desafíos similares en Asia y África. Este conjunto diverso de desafíos ha fomentado la implementación de diversos enfoques arquitectónicos adaptados a cada contexto, que exploraremos a continuación.

Introspección

El aumento de las temperaturas globales ha llevado a la gente a buscar refugio del calor atípico, impulsando a los gobiernos de grandes ciudades como Barcelona a tomar medidas como la creación de redes de refugios. Situaciones como esta desafían el confort de los edificios promoviendo una arquitectura que se desarrolla hacia el interior.

En el futuro, es probable que veamos más proyectos que adopten configuraciones centradas en la vida interior del edificio, utilizando estrategias pasivas y tecnología para regular la temperatura de manera eficiente. Algunos proyectos en ambientes desérticos ya lo han logrado, donde la vegetación se integra en patios centrales y techos para mitigar el calor. Por ejemplo, el Edificio de Control Central en Turquía implementó una fachada de doble capa compuesta por paneles reflectantes de acero inoxidable con cuatro niveles de transparencia, que ayuda a proteger el interior del edificio de las altas temperaturas durante la mayor parte del año.

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Mientras que en China destaca otro proyecto: el espacio de lectura con aire acondicionado más grande del mundo. Este lugar es más que una simple biblioteca; ofrece múltiples actividades desde conferencias hasta exposiciones y restauración de libros. Ubicado en un entorno donde las temperaturas alcanzan niveles récord, el diseño del edificio se volvió crucial para garantizar el confort térmico. Un papel fundamental juegan las columnas inspiradas en el árbol ginkgo, equipadas con tecnologías de control climático y recolección de agua de lluvia. Además, las ventanas del edificio se ajustan automáticamente según la luz solar, mientras que el techo integra paneles solares.

Elevación

En otras regiones, el aumento de las precipitaciones ha puesto a prueba la resistencia de las estructuras y planteado un riesgo aún mayor para la integridad de las personas y los edificios. Este desafío se ha extendido incluso a obras arquitectónicas icónicas como la obra de Mies Van der Rohe o la bóveda de semillas de Svalbard. En consecuencia, asistimos a cambios significativos en las tipologías arquitectónicas, con una tendencia a la elevación de estructuras y la ausencia de sótanos.

Por ejemplo, en Chile, la Casa Las Brisas se eleva para evitar inundaciones por el desbordamiento de arroyos cercanos, al mismo tiempo que busca vistas panorámicas hacia el mar y brinda sombra en la parte inferior de la estructura. En contraste, en ambientes helados como los que se encuentran en Québec, Canadá, Casa alta adopta una tipología sobre pilotes que realza las vistas circundantes, permite la luz solar directa durante todo el día y protege la casa de tormentas de nieve, que están aumentando a nivel mundial, o de situaciones donde la nieve se derrite rápidamente.

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Aunque esta operación arquitectónica es común en algunas regiones propensas a inundaciones, otras áreas donde este tipo de eventos no son frecuentes podrían transformar radicalmente su paisaje arquitectónico. Esto podría dar como resultado una nueva configuración de los edificios, lo que generaría nuevos desafíos en términos de gestión del espacio y accesibilidad.

Encubrimiento

La estrategia de llevar estructuras a nivel del suelo es una medida multidimensional que ofrece beneficios en términos de privacidad, integración con el entorno natural y confort. Esto es especialmente relevante cuando se consideran los efectos de la radiación solar, así como la necesidad de refugio en ambientes que experimentan temperaturas récord cada año.

La casa bajo tierra ilustra cómo esta estrategia puede minimizar visualmente la intervención en el paisaje integrando parte de su estructura bajo tierra. Esta disposición proporciona aislamiento natural, aprovecha la iluminación natural y se integra armoniosamente con el entorno integrando flora en su cubierta. La vegetación sirve como amortiguador de agua y sonido, al mismo tiempo que ayuda a la preservación de la biodiversidad local.

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Por otro lado, en contextos desérticos como el de Atacama, proyectos como el Complejo deportivo Alma deben adaptarse a condiciones extremas como alta radiación solar, fuertes vientos y tormentas de polvo o nieve, con fluctuaciones de temperatura entre el día y la noche. Para afrontar estos desafíos, el complejo fue diseñado con una geometría de techo cóncava para resistir el peso de la nieve y el impacto del viento. Además, aprovecha la energía geotérmica del subsuelo ubicando la cancha a nivel del metro, lo que contribuye a crear un ambiente interior confortable y con temperaturas moderadas.

Hacer referencia a estos proyectos subraya la importancia de analizar las condiciones climáticas extremas en el diseño, independientemente de su frecuencia o gravedad, ya que influyen profundamente en la configuración del edificio. Hoy, mientras navegamos por el camino hacia la sostenibilidad, es interesante examinar ejemplos como estos, que ofrecen diversos enfoques con tecnologías y sistemas pasivos. En general, estos casos nos incitan a explorar otros contextos y encontrar respuestas a los desafíos climáticos que enfrentamos.

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