Casi tres mil piezas de madera maciza se traban mediante sofisticadas uniones que reúnen la tradición carpintera nipona y la destreza naval de la isla del golfo Pérsico.
Como si fuese el casco de un dhow —un tipo de velero de origen árabe—, el sistema de cuadernas encierra una sentina donde un atrio central organiza las áreas de visita y servicios, separados por textiles semitransparentes.









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