Desafiando la sobreestimulación del día a día en un intento por reconectarnos para redescubrir y revalorar nuestros sentidos, el Pabellón Ann Sullivan se construye sobre la percepción y el sentir a través de rincones de introspección personal. ¡Bienvenidos a este convite de sensibilidad sensorial!
Por Cecilia Valencia | Fotos Renzo Rebagliati
Diseñado por las arquitectas María José Barbosa y Gabriela Guevara, el Pabellón Ann Sullivan es un espacio pensado en la accesibilidad sensorial y cognitiva, donde a través de criterios espaciales y sensoriales como la exposición de materiales en su estado puro y natural; la dinámica de luz y sombra; las capas de telas y juego de transparencias; las plantas y su olor, y el trabajo del color se proyecta un entorno muy amigable.
En esta experiencia inmersiva, los visitantes pueden emprender un viaje de introspección personal, hacer un alto y explorar la profundidad de su conexión con el mundo a su alrededor.
El paisaje sonoro está compuesto por extractos de sonidos desarrollados en terapias de sonido meditativas. La curaduría del sonido estuvo a cargo de Piero Cornejo y Renato Vásquez.
Impresa sobre rollers Hunter Douglas, la fachada es un gran lienzo color de amor compuesto por los trabajos artísticos de los niños.
“Ha sido un honor componer la fachada con el arte de los niños y niñas del Centro Ann Sullivan. Es así como hemos puesto el corazón, la mente, las manos, el amor y las intenciones de estos niños en CASACOR Perú”- nos afirman entusiasmadas.
Toda materia presente en el espacio habla del tiempo: la pátina del desgaste de los ladrillos, la dilatación de la madera, la aridez de la piedra laja… El trabajo de los materiales en su estado puro y real demuestra respeto al tiempo, a quienes habitaron la Casa Majluf, a la historia de sus orígenes y la del uso humano.
La sostenibilidad de este proyecto parte por la admiración al lugar de intervención, a los materiales y las personas que lo habitaron.
Se deja expuesta la madera, los ladrillos, la piedra laja, los cuales expresan antigüedad e historia. La intervención es ligera, libre de componentes tóxicos y casi en su totalidad podrá tener una segunda vida posterior al evento.
Si bien se trata de una obra arquitectónica material corpórea, su esencia es espiritual porque va más allá de los cinco sentidos. “Este espacio nos incluye y da lugar a que otros puedan verse a sí mismos también. Durante el recorrido, atravesando las transparencias, viendo a los niños en las pantallas o percibiendo la resonancia del sonido, el visitante puede llegar a la introspección personal”- nos comparten las arquitectas.
El Centro Ann Sullivan del Perú tiene más de 40 años dedicados en la educación de personas con habilidades diferentes (autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral o cualquier problema en el desarrollo de la parte cognitiva) y sus familias para que puedan ser independientes, productivos y felices, y miembros valiosos de la sociedad.
Esta importante iniciativa comenzó en el garaje de la casa de la Dra. Liliana Mayo Ortega con 8 alumnos y actualmente enseña a más de 400. El 50 % de sus alumnos son becados. El Centro Ann Sullivan es reconocido en todo el mundo por sus contribuciones como centro modelo de educación, capacitación e investigación para personas con habilidades diferentes y sus familias. Su modelo educativo ha sido implementado con éxito en más de 7 países alrededor del mundo: Panamá, Brasil, Ecuador, Argentina, España, Nigeria y recientemente Bangladesh.
Cortesia : CASACOR 2023