Hacia los albores del Modernismo, en la ferviente búsqueda de sistemas constructivos innovadores, eficientes y rentables, la idea de la construcción modular ofrecía exactamente la promesa de eso: un sistema industrializado compuesto por elementos listos para ensamblar, fácilmente configurables, económicos y controlados en calidad. Si bien la idea no ganó tanta fuerza como se esperaba inicialmente, sigue siendo una premisa atractiva para arquitectos y diseñadores. Ahora, nuevos desarrollos en el campo han llevado a un renovado interés en el tema, a medida que la vivienda modular emerge como una medida efectiva en diversos aspectos, desde viviendas asequibles hasta refugios de emergencia, o incluso como plataformas para la colaboración interdisciplinaria, la participación y el diseño participativo. El siguiente artículo explora esta promesa de accesibilidad, creatividad y asequibilidad que se ha convertido en una parte integral del debate en torno a la arquitectura modular.
El atractivo de los sistemas modulares es multifacético, pero quizás el aspecto más importante sea la eficiencia. Los componentes estandarizados, construidos fuera del sitio en instalaciones especializadas, reducen el uso de material, minimizan los errores y permiten una inspección de calidad exhaustiva en condiciones controladas, lo que reduce tanto el precio como el tiempo requerido sin perder calidad.
Este factor de asequibilidad tiene especial importancia en la búsqueda de la accesibilidad, asegurando que el diseño de alta calidad permanezca al alcance de todos los estratos socioeconómicos. Este enfoque ha contribuido significativamente al tema de las viviendas asequibles y los refugios de emergencia, donde las limitaciones presupuestarias y los plazos urgentes a menudo dictan la viabilidad de los proyectos. Esto también se traduce en una solución de diseño escalable, que permite replicar modelos exitosos en diversos contextos.
Sin embargo, en comparación con los procesos de diseño tradicionales, los sistemas modulares imponen limitaciones en cuanto al grado en que los diseños pueden desviarse de las plantillas predefinidas. Este enfoque estandarizado, aunque eficiente, puede parecer que sofoca la creatividad y obstaculiza la realización de espacios verdaderamente únicos. Pero si lo examinamos más de cerca, este “juego de piezas” puede entenderse simultáneamente como una ventaja y una desventaja para la creatividad, limitando y abriendo al mismo tiempo el campo del diseño.
Para los diseñadores, es un sistema limitado que requiere ingenio inicial para idear un sistema que pueda reconfigurarse según las necesidades cambiantes. Para el público en general, representa una simplificación del proceso de diseño, reduciendo el «umbral de conocimiento» y permitiéndoles contribuir y participar activamente. Esto juega un papel importante en la democratización del proceso de diseño y una escalada de la creatividad.
En este sentido, los conceptos pueden establecer un paralelo con el posfordismo, término utilizado para describir el sistema que evolucionó a partir de artículos estandarizados producidos en masa inspirados en la línea de montaje de Henry Ford, favoreciendo la flexibilidad y la personalización. Su objetivo es alentar y capacitar a los consumidores para que adapten los productos a sus preferencias individuales, del mismo modo que la arquitectura modular permite a los no diseñadores participar en el proceso de diseño. A través de iniciativas de diseño participativo y acuerdos de convivencia, los residentes se convierten en partes interesadas activas en la configuración de su entorno construido, fomentando un sentido de propiedad y cohesión comunitaria.
Este cambio de paradigma hacia el diseño participativo se ejemplifica con iniciativas de co-diseño y acuerdos de convivencia facilitados por la arquitectura modular. En dichas iniciativas, se invita a los residentes a colaborar con arquitectos y diseñadores en la creación de sus espacios habitables, rompiendo jerarquías tradicionales y empoderando a las personas para que den forma activa a sus entornos. Al solicitar opiniones de los usuarios finales durante todo el proceso de diseño, los arquitectos pueden obtener información valiosa sobre las necesidades y preferencias únicas de la comunidad, dando como resultado diseños más receptivos e inclusivos. Los diseños modulares se adaptan bien a este modelo, ofreciendo flexibilidad en el diseño y configuración para adaptarse a diversas disposiciones de vivienda y estilos de vida.
Si bien los sistemas modulares son muy prometedores, también enfrentan varios obstáculos. Las preocupaciones sobre la durabilidad y la integridad estructural apuntan a su capacidad para soportar diversas condiciones ambientales. Además, la falta de normativas estandarizadas y certificaciones específicas para la construcción modular contribuye a las dudas sobre su viabilidad. Los costos iniciales asociados con la transición a la construcción modular disuadieron a muchos desarrolladores y constructores de adoptar esta tecnología. La inversión inicial para establecer instalaciones de fabricación y reequipar los procesos de producción planteó riesgos financieros, especialmente para las empresas más pequeñas con recursos limitados. Asimismo, la falta de familiaridad con las técnicas de construcción modular entre arquitectos, ingenieros y profesionales de la construcción obstaculizó su adopción generalizada.
A pesar de estos desafíos, los recientes avances tecnológicos, junto con la creciente conciencia de los beneficios de la construcción modular, han reavivado el interés en este enfoque. Los avances en las tecnologías BIM, la robótica y la automatización han mejorado la precisión y la eficiencia de los procesos de fabricación modular, abordando las preocupaciones sobre la calidad y la confiabilidad. Además, el mayor énfasis en la sostenibilidad y la resiliencia en el entorno construido ha impulsado una reevaluación de los métodos de construcción, con la construcción modular emergiendo como una solución viable para abordar estos problemas urgentes.
La promesa de accesibilidad, creatividad y asequibilidad que ofrecen los sistemas modulares representa un cambio transformador en la industria del diseño y la construcción. Si bien persisten los desafíos, la tecnología muestra el potencial de contribuir positivamente a un proceso de diseño más democrático. Al adoptar principios de inclusión y participación, los sistemas modulares tienen el potencial de democratizar el diseño, empoderar a los individuos y las comunidades, y crear entornos construidos más receptivos, equitativos y sostenibles para todos.
Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: Vivienda Modular, presentado por BUILDNER.
BUILDNER celebra los concursos de arquitectura como una herramienta eficaz para lograr progreso fomentando ideas innovadoras que impulsan la industria hacia adelante. “A través de concursos académicos y de proyectos, estamos construyendo una comunidad inclusiva y diversa de arquitectos y diseñadores, mediante la promoción de temas críticos como viviendas asequibles, sostenibles y de pequeña escala para abordar los desafíos globales. Nuestro objetivo es inspirar a la próxima generación de diseñadores a proponer soluciones innovadoras y desafiar el status quo”.
