Los espacios inmersivos son entornos altamente sensoriales destinados a crear experiencias impactantes diseñadas a través de una arquitectura intencionalmente curada, luz, imágenes, sonido y a veces incluso con olor. «Sumergirse» es estar completamente envuelto en un mundo moldeado únicamente por la entrada sensorial inmediata. El uso de herramientas digitales para crear estos entornos y exhibir arte, crear exposiciones cautivadoras y presentar eventos de actuación se ha vuelto cada vez más popular. Experiencias evocadoras como estas pueden ofrecer un respiro del bombardeo de contenido digital personalizado y fomentar encuentros compartidos. El diseño de estos puede existir en la intersección de la arquitectura, el diseño gráfico, el arte visual, el diseño de iluminación, la música y la actuación. Destacan el poder de la colaboración interdisciplinaria para crear momentos memorables. Entonces, ¿qué papel juega la arquitectura en la conformación de estos espacios?
El uso de una arquitectura estimulante para crear experiencias poderosas no es exactamente una tendencia nueva. Las pinturas al fresco en iglesias medievales, combinadas con la luz que entra a través de sus vitrales y el olor del incienso, pretendían dar a los feligreses una sensación de trascendencia. Su imagen, combinada con el ritual y otras activaciones estéticas sensoriales, tenía la intención de crear momentos religiosos etéreos. Un ejemplo contemporáneo de diseño inmersivo es el Museo Judío en Berlín de Daniel Libeskind. La arquitectura está diseñada como una forma de contar historias, con habitaciones que pretenden transmitir frialdad, vacío, ausencia y confusión. Las habitaciones altas y estrechas con pequeñas rendijas de luz inducen una sensación de confinamiento. Al mismo tiempo, las áreas con pisos inclinados te hacen sentir inestable y desorientado.
Nuevas investigaciones indican que estos encuentros estéticos creados mediante una participación espacial activa tienen el poder de generar momentos impactantes que pueden alterar activamente el cerebro de las personas. La Neuroarte es un campo emergente de la psicología que estudia cómo las artes y las experiencias estéticas pueden cambiar el cuerpo, el cerebro y el comportamiento. En la intersección de las artes, la ciencia y la tecnología, sus investigaciones muestran que las instancias artísticamente cautivadoras pueden mejorar la salud y el bienestar de las personas y las comunidades. Los espacios que evocan una sensación de presencia fundamentada y fomentan una conexión activa con el entorno a través de sentimientos de curiosidad e asombro pueden crear experiencias transformadoras.
En los últimos años, los encuentros espaciales inmersivos, facilitados por herramientas digitales, han revolucionado la forma en que se percibe, comprende y experimenta el arte. Aunque a menudo criticadas por los críticos de arte, las salas de arte inmersivas, como «Inmersión Van Gogh,» han demostrado ser exitosas en la atracción de miles de visitantes. En estas exposiciones, las obras de arte de Van Gogh se animan y proyectan en las paredes, volviendo su trabajo espacial. TeamLab, un colectivo artístico interdisciplinario, lleva este concepto a un nuevo nivel al crear experiencias multisensoriales utilizando entornos físicos que involucran activamente a los espectadores a través de obras de arte espaciales que responden a información recopilada por sensores. Ubicado en Japón, «Esculturas de aves disipativas en el viento» permite a los visitantes experimentar datos recopilados sobre aves voladoras. El movimiento se refleja en tiempo real, creando una obra de arte que cambia continuamente. Su transformación de los datos recopilados en gráficos proyectados en el entorno físico permite a los visitantes ver y comprender el jardín botánico de nuevas formas.
En los últimos años, las ideas de espacios de eventos inmersivos, desarrollados colaborativamente entre disciplinas, también han sido exploradas por destacadas firmas de arquitectura. El año pasado, el grupo de arquitectura BIG presentó un nuevo diseño de escenario para la gira mundial de la banda danesa WhoMadeWho. Trabajando en colaboración con flora&faunavisions, EyeMixStudio y Christopher Mulligan, el diseño incluía proyecciones digitales en una esfera inflable gigante, respondiendo a la música en tiempo real y creando una experiencia audiovisual inmersiva alineada con el género musical de la banda. Ricardo Boffill Taller de Arquitectura también lanzó recientemente el diseño de un monumental espacio de eventos inmersivos, Utamo. Está planeado como un espacio revestido de piedra monumentalmente alto que sumergiría a las personas en la actuación a través de arte visual proyectado aumentado por una mezcla de experiencias sensoriales.
La proliferación de este tipo de entornos inmersivos refleja el deseo de las personas de compartir momentos artísticos profundos. Los arquitectos tienen mucho que aportar a estos entornos y también hay mucho que aprender de ellos. La popularidad del diseño experiencial habla del poder de la arquitectura cautivadora y del poder de nuestro entorno construido para cautivar a las personas. Fomentando la colaboración interdisciplinaria, los arquitectos pueden aprovechar el potencial de espacios atractivos para enriquecer la vida pública y fomentar conexiones significativas. En un mundo que anhela una infraestructura social que fomente momentos artísticos emotivos, los arquitectos pueden desempeñar un papel fundamental en la realización de esta visión.
