Comprar una vivienda por primera vez representa una de las decisiones más importantes en la vida financiera de una persona. Este proceso no solo implica una fuerte carga emocional, sino también una planificación rigurosa y una gran responsabilidad económica. En un contexto donde el mercado inmobiliario de Lima Metropolitana experimentó un crecimiento del 30 % en 2024, con más de 21,000 unidades vendidas según la Asociación de Empresas Inmobiliarias del Perú (ASEI), la tendencia se orienta hacia propiedades más compactas y de menor costo. El área promedio de los departamentos se redujo a 65.4 m² y el precio medio a 447,590 soles.
Este cambio refleja un aumento en la demanda de viviendas más accesibles, especialmente entre quienes buscan adquirir su primera propiedad. Sin embargo, muchos de estos compradores ingresan al mercado sin información suficiente, lo que los deja vulnerables ante decisiones apresuradas. “La emoción puede jugar en contra: algunas personas firman contratos sin entender completamente las condiciones o asumen cuotas que luego no pueden pagar”, advierte Jorge Luis Ojeda, profesor asociado de Finanzas en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Para evitar errores costosos, Ojeda aconseja a los futuros propietarios evaluar cuidadosamente varios aspectos clave antes de comprometerse. El primero es calcular la capacidad real de endeudamiento. Idealmente, la cuota mensual del crédito hipotecario no debería superar entre el 30 y 35 % del ingreso familiar. Además, deben considerarse factores como la estabilidad del empleo, la existencia de un fondo de emergencia y los hábitos de ahorro, ya que ignorarlos puede llevar al sobreendeudamiento.
En segundo lugar, comparar las condiciones que ofrecen diferentes entidades financieras resulta fundamental. Revisar tasas de interés, comisiones, plazos de pago y políticas de amortización puede representar un ahorro significativo a largo plazo. Muchas personas no prestan atención a estos detalles y terminan pagando mucho más de lo necesario. También se recomienda verificar si el banco permite pagos anticipados sin penalización.
Otra recomendación importante es conocer y aprovechar los beneficios estatales disponibles. Programas como el Bono del Buen Pagador o el Bono Mivivienda Verde pueden reducir el monto total del crédito o facilitar la cuota inicial. Sin embargo, para acceder a ellos es indispensable cumplir ciertos requisitos, como no poseer otra propiedad y conformar un núcleo familiar. A pesar de su utilidad, muchos potenciales compradores los desconocen o no saben cómo solicitarlos correctamente.
Finalmente, Ojeda insiste en la importancia de revisar detenidamente el contrato antes de firmarlo. Algunos documentos incluyen cláusulas poco claras o desventajosas, como penalidades por retrasos, cambios en la fecha de entrega o restricciones en la devolución del dinero. Verificar que el proyecto esté registrado en Sunarp, que cuente con licencia de construcción y que la empresa promotora tenga buena reputación es vital para evitar sorpresas. Siempre que sea posible, contar con asesoría legal puede marcar la diferencia entre una inversión segura y una experiencia frustrante.