En el corazón de nuestra narrativa arquitectónica se encuentra Casa Viva, una residencia que trasciende la mera construcción para encarnar un profundo diálogo entre espacio y espíritu. Concebida inicialmente como un refugio de fin de semana, este hogar excepcional ha evolucionado para convertirse en el santuario principal de una pareja cuyas vidas están impregnadas de gratitud y apreciación por su entorno. Cada rincón de Casa Viva resuena con su esencia, enriquecida por la filosofía arquitectónica de Sainz Arquitetura, que busca armonizar austeridad, luz, materialidad y silencio.


Desde el principio, el despacho asumió el rol de curador empático, atento a las capas emocionales de la identidad de los propietarios y a su vínculo cotidiano con México. Ese diálogo con la cultura, la memoria y el lugar se convirtió en la base para una casa profundamente personal y arquitectónicamente precisa.


El diseño se despliega en dos bloques distintos pero armoniosos, cada uno con un propósito específico. Un bloque está dedicado a los espacios íntimos y personales del hogar, un reino de serenidad, mientras que el otro alberga las áreas de apoyo y estudio, fomentando la creatividad y la reflexión. Uniendo estos dos reinos, un pabellón social emerge, un vibrante centro para reuniones memorables, adornado con una acogedora bodega, amplias áreas de estar y una cocina gourmet que inspira la creatividad culinaria.

Central a la esencia de la arquitectura brasiliense, el uso de bloques de concreto perforados no solo contribuye con una estética distintiva, sino que también mejora la privacidad, permitiendo una conexión íntima con el entorno. Los pilotis, integrales a la identidad de la estructura, crean una fusión armoniosa de funcionalidad y belleza, enriqueciendo el paisaje en cada esquina. Al acercarse, los visitantes son recibidos por un espejo de agua tranquilizador, estableciendo el tono para un viaje único a través del hogar. Oculta en los recovecos de la propiedad, una piscina emerge, invitando a momentos de reflexión y descanso pacífico.



En Casa Viva, la luz y la forma convergen para crear una atmósfera de elegante silencio, donde la arquitectura se convierte en un recipiente para la vida que se despliega en su interior. Aquí, cada detalle habla de la belleza de vivir — una invitación para experimentar lo sublime en lo cotidiano.
