Durante los primeros seis meses de 2025, el sector inmobiliario de Lima Metropolitana experimentó un crecimiento del 25% en ventas de viviendas en comparación con el mismo período del año anterior. Así lo anunció Ana Cecilia Gálvez, CEO de la Confederación de Desarrolladores Inmobiliarios del Perú (CODIP), al presentar el balance semestral del mercado. A pesar del repunte, advirtió que el dinamismo actual aún está lejos de lo necesario para cubrir la demanda real de vivienda en el país, cuyo déficit supera los dos millones de unidades.
Para reducir esa brecha en una década, sería necesario construir unas 200 mil viviendas al año, pero actualmente solo se levantan unas 45 mil unidades. Este crecimiento, aunque significativo, se da principalmente por la recuperación del crédito hipotecario y la baja en las tasas de interés, que han pasado de casi 10% en 2023 a alrededor de 7% en 2025, facilitando el acceso a financiamiento para las familias.
El índice de absorción —que mide el porcentaje de stock que se vende— también ha mostrado mejoras, al subir de 4% a 4.5%. Sin embargo, Gálvez explicó que este impulso solo será sostenible si se fortalecen los programas de subsidios del Estado. Criticó la falta de continuidad en el presupuesto público destinado a la vivienda social. “En otros países los subsidios tienen un horizonte de 30 años. Aquí, los desarrolladores no saben si el próximo año habrá presupuesto, y eso genera incertidumbre y paralización”, afirmó.
Según el censo anual de CODIP, que cubre el 85% de la data del mercado limeño, la mayor parte de la actividad inmobiliaria se concentra en Lima Moderna, Lima Centro, Lima Norte y Lima Sur. La vivienda de interés social (VIS) representa el 69% de las ventas totales en Lima, en un rango de precios entre S/68 mil y S/488 mil. Por otro lado, la llamada “vivienda única”, que abarca un rango ligeramente superior y ya no cuenta con subsidio, enfrenta mayores barreras de acceso.
El desarrollo de nuevas urbanizaciones sigue limitado por la falta de infraestructura básica, especialmente en zonas como Lima Este y Lima Sur. Gálvez denunció que proyectos anunciados hace más de 15 años aún no cuentan con agua potable ni desagüe. “Sedapal dio factibilidad, pero no ejecutó conexiones. En Carabayllo siguen operando con cisternas”, indicó. Lo mismo ocurre con terrenos urbanizables en distritos como Lurín, donde la ausencia de redes sanitarias frena nuevas inversiones.
Sobre la discusión en torno al tamaño de las viviendas, la representante de CODIP explicó que la reducción de metraje responde a la necesidad de ajustar el producto al poder adquisitivo de la mayoría. “No se trata de vender ratoneras, sino de ofrecer espacios eficientes. Las áreas comunes hoy suplen lo que antes se incluía dentro de la vivienda”, señaló. Actualmente, el 77% de las unidades vendidas tienen dos o tres dormitorios, y los departamentos de un dormitorio ya representan el 23% del total, frente al 8% de hace diez años.
Finalmente, descartó cualquier riesgo de burbuja inmobiliaria en el mercado limeño. Menos del 10% de la oferta corresponde a viviendas listas para entrega inmediata, lo que permite distribuir riesgos con productos en planos. Además, la morosidad hipotecaria se mantiene por debajo del 3%, lo que refleja un entorno financiero saludable. “La demanda existe y la capacidad de construir también. Lo que falta es una política habitacional clara, con visión de largo plazo”, concluyó Gálvez.