En la búsqueda de conservar ciertos rasgos arquitectónicos, históricos y culturales de las viviendas catalanas originales, la renovación de apartamentos se concibe como un medio de conexión entre el pasado y el presente a través de la recuperación y/o restauración de revestimientos, solados, carpinterías, fachadas y demás. La historia de la cerámica en España ha ido evolucionando con el correr de los años y atravesando épocas de florecimiento productivo y también de retroceso. Sin embargo, el lenguaje expresivo, la versatilidad y la adaptabilidad de los mosaicos hidráulicos a la tradición y al futuro resalta en la espacialidad interior y exterior de las viviendas con su amplia combinación de colores, texturas y patrones.
A lo largo del desarrollo de las civilizaciones, la cerámica se ha ido adaptando a las necesidades cambiantes de la sociedad. Hacia finales del siglo XVIII, la aparición de la máquina a vapor en Inglaterra impulsó la creación de nuevos centros industriales siendo fundamental en la tecnología cerámica para los procesos de molienda. Entre 1850 y 1855, se llevaron a cabo los ensanches en las ciudades españolas dando lugar al concepto de urbanismo, arquitectura y ciudad. Los centros urbanos comenzaron a crecer y surgieron las corrientes higienistas, que acudieron al uso del azulejo como material “higiénico” en las viviendas. Los principales centros azulejeros españoles fueron Andalucía, Valencia y Cataluña.
A partir del año 1850, Pickman en Sevilla comenzó a desarrollar azulejos continuando con la labor industrializadora de Sargadelos al crear baldosas con loza feldespática e introducir procesos de fabricación mecanizados, estampación por prensas calentadas a vapor, nuevas tecnologías en prensado y colado, etc. Si bien las baldosas hidráulicas fueron introducidas en España por los árabes en el siglo IX, su producción floreció a mediados del siglo XIX debido a una técnica que permitía realizarlas con diferentes motivos, a gran escala y sin cocción para endurecerlas, reduciendo así los costos de elaboración.
Para finales del siglo XIX, Nolla empezó a fabricar los primeros greses de tipo inglés con cocción estilo español e incorporar el principio de la monococción. Los mosaicos Nolla, compuestos por pequeñas piezas geométricas producidas en serie y sin cortes para su colocación, se utilizaron en los solados de numerosas construcciones del modernismo valenciano, modernismo catalán y del modernismo en Cartagena y La Unión. Ya sea con composiciones centrales a modo de «alfombra» o cubriendo la totalidad de los suelos a través de la repetición de motivos, la precisión y perfección en su instalación resultan aspectos fundamentales para alcanzar una apariencia unitaria sin admitir juntas que puedan llegar a marcar las tramas.
Desde necesidades funcionales y técnicas hasta acabados de gran valor estético, la creatividad de los profesionales de la arquitectura contemporánea se pone en juego al interpretar qué oportunidades puede aportar la preservación de solados cerámicos en el diseño de comedores, salas de estar, dormitorios, baños, cocinas y otros espacios del hogar. Tener en cuenta las morfologías de las piezas junto a las propiedades de los morteros de unión o las herramientas necesarias para su colocación forma parte del proceso de diseño.
A continuación, descubre una selección de ocho apartamentos en la ciudad de Barcelona que busca dar a conocer la recuperación de sus pavimentos de baldosas hidráulicas en diferentes ambientes de la casa y con diversas configuraciones y estilos.