9 julio, 2025

La sal como material de construcción: repensando la vida de los minerales y desechos en arquitectura con Mále Uribe

La sal como material de construcción repensando la vida de los minerales y desechos en arquitectura con Mále Uribe

Frente a los desafíos ambientales, políticos, económicos y sociales actuales, la experimentación con materiales en la arquitectura invita a reconocer la importancia de investigar y analizar las propiedades de los elementos constructivos y comprender el rol del diseño espacial y su entorno inmediato. Si bien existen diversos textiles, plásticos y hasta residuos de varias fuentes que se reciclan y adquieren una nueva vida útil, el debate sobre el uso de la sal como material de construcción da lugar a fomentar prácticas más sostenibles para reducir el impacto de la industria sobre el medioambiente como así también indagar sobre la nueva vida de aquellos minerales desperdiciados y residuos mineros para implementar en la arquitectura.

El potencial de la sal reconoce, más allá de sus cualidades para sustentar la vida, diversos aspectos físicos junto a propiedades mecánicas y estéticas. Como explica Valeria Montjoy, la sal es asequible, antibacteriana, resistente al fuego, capaz de almacenar humedad y calor, además de reflejar y difundir la luz. Sin embargo, también presenta dificultades que limitan su uso como material de construcción como, por ejemplo, lo propensa a absorber humedad, su susceptibilidad a la erosión por el viento y el agua, o que puede causar corrosión a los componentes metálicos de la construcción.

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A lo largo de la historia, numerosos investigadores, arquitectos/as y diseñadores han indagado sobre el uso de la sal como material constructivo en diversas regiones del mundo. Ubicado sobre el Salar de Uyuni, al suroeste de Bolivia, el Palacio de la Sal representa el primer hotel construido con bloques de sal en 1998. Mientras que, trasladándonos hacia la actualidad, la propuesta del equipo de CHS+R arquitectos + Carlos Montes se ha planteado desarrollar el Pabellón La Sal como herramienta de transformación social en el espacio público.


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En conversación con Mále Uribe, arquitecta, artista e investigadora chilena, nos propusimos conocer los procesos y pensamientos que trabaja en la intersección del arte, el diseño espacial y los materiales. Con un máster en Diseño de Experiencias de Información del Royal College of Art, busca comunicar ideas sobre la cultura material y los paisajes productivos repensando, por ejemplo, la vida mineral. Desde la escultura hasta el diseño de superficies, interiores e instalaciones multimedia, se concentra en materialidades experimentales siendo Imaginarios de la Sal, una de las tantas instalaciones desarrolladas que aborda una nueva percepción de la sal.

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ArchDaily (Agustina Iñiguez): ¿Qué implica repensar la vida mineral? ¿Por qué los materiales pueden considerarse construcciones culturales?  

Mále Uribe: Repensar la vida mineral es algo que empecé a comunicar en un ensayo en 2019, desde una intención por redescubrir el valor y legado inherente de los minerales que conforman el territorio para abrir las dinámicas extractivistas contemporáneas que reducen el potencial de los recursos naturales a su valor tecnológico y económico. Este repensar implica recordar que los minerales pertenecen a sistemas de valor mucho más amplios y complejos que el valor natural que les otorgan las ciencias en distintos momentos históricos. No sólo son parte de culturas locales, sino que son el origen de la evolución misma del territorio y su particular geografía – es decir, no son entidades pasivas e inertes, sino autónomas y activas, con una increíble capacidad transformadora en la lenta escala evolutiva del tiempo geológico. Este repensar implica mirar desde otra velocidad y con otro foco de atención, donde ponemos en valor su agencia material.

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En términos prácticos, la importancia de esto radica en que, al enfocarnos únicamente en el valor económico definido por las industrias tecnológicas, ignoramos y dejamos de lado la mayor parte de la materia procesada durante la extracción. Por ejemplo, en la extracción del cobre y el gran movimiento de materia que implica su procesamiento, sólo el 3% pasa a ser concentrado de cobre, mientras todo el resto se descarta o al menos cambia de estado y lugar. El litio que se encuentra en las salmueras de Atacama –en la más alta concentración en estado acuoso del mundo– tiene una concentración bajo el 2%; todo el resto es agua y sales que se evaporan y se descartan como basura. Estos números indican que, en la extracción mineral, la optimización de la materia es radicalmente ineficiente, ya que la mayor parte de esta se hace invisible. Hace décadas, la mirada estaba en el salitre para producir pólvora y fertilizantes hasta que se inventó el salitre artificial, hoy la mirada está en el litio como pieza clave en la transición energética global. Así, los minerales van cambiando su valor radicalmente de acuerdo a los cambios tecnológico-culturales que suceden en distintos lugares del mundo, y nuestra percepción de esa vida mineral se va construyendo desde esa demanda. Por eso, creo que es importante no olvidar la importancia que tienen las narrativas que construimos en torno a nuestros recursos, y creo que el arte, el diseño y la arquitectura pueden jugar un rol importante ahí.

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Repensar la vida mineral desde una investigación multidisciplinaria es para mí una manera de poder ligar mundos, y revisar la materia desde su imaginario poético, simbólico y cultural local, buscando ver las distintas formas de valor y patrimonio que estos minerales marcan en el paisaje de manera más holística. – Mále Uribe

Esto también nos invita a revisitar el trabajo de comunidades locales con la piedra, la pequeña pirquinería, artesanía y otras formas de acercamiento a los minerales. Por otra parte, este repensar es también una invitación a revalorizar el desierto; dejar de verlo como un terreno inerte en el cual se acumulan vertederos y acopios de diversas industrias, para percibirlo también como una tierra activa y transformadora, que merece un correcto cuidado y respeto como paisaje.

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AD: ¿Qué despertó tu interés en investigar sobre los materiales y los procesos de extracción del desierto de Atacama en Chile?

MU: Mi interés en las materias minerales surgió desde una investigación más filosófica que material. Estudiando mi Master en la RCA en Londres leí a muchas teóricas nuevo-materialistas, acercándome a un nuevo entendimiento del mundo material que describe a los materiales como agencias activas. Escribí mi tesis sobre el realismo agencial de Karen Barad y su concepto de intra-acción y exploré los escritos de Latour, Jane Bennet, y otros, sin todavía tener tan claro cómo el concepto de ‘agencia material’ se traspasaría a mi práctica. Pero en un viaje al desierto visité salares y formaciones salinas que me hicieron re-interpretar todos estos conceptos, ahora ilustrados muy claramente frente a mí en la capacidad de la sal de cristalizarse y transformarse, aún siendo una materia ‘inerte’. En este hallazgo se abrió una intención por querer re-descubrir a la sal y sus distintas agencias en el desierto, por lo que presenté esta propuesta en el programa de residencias del Museo del Diseño en 2019 en Londres. Haber ganado esa residencia fue un punto de partida para poder investigar estas temáticas, hacer nuevos viajes a terreno y enfrentarme al mundo extractivo y las grandes masas de desechos minerales aparentemente inertes que se contraponen a esta idea de agencia mineral. Desde ahí mi trabajo se volcó a querer explorar las distancias y balances entre estas dos realidades minerales opuestas: la agencia y el desecho.

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AD: ¿Cómo pueden los minerales desperdiciados y los residuos mineros contribuir a soluciones arquitectónicas más sostenibles?

MU: Las industrias del litio y del cobre, que son las que nos posicionan como mayores exportadores de estos materiales en el mundo, generan miles de toneladas de descartes materiales al año. En Chile hay más de 750 relaves de cobre, la mayoría sin mucha información sobre su composición o pasado. Los descartes de sales de las pozas de litio por otra parte, se mantienen sin mucha información y su composición no es directamente tóxica, pero me ha tocado ver personalmente la increíble transformación del paisaje en la última década, decantando toneladas de sales que antes se encontraban diluidas en las salmueras subterráneas y sus ecosistemas microbianos extremófilos.

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Creo que los minerales no son nunca un desecho, sino más bien los posicionamos nosotros como un desecho – volviendo a la idea de construcción cultural. Sus propiedades naturales siguen existiendo, aun cuando los hayamos procesado. – Mále Uribe

Por otra parte, las industrias de la arquitectura y construcción necesitan piedras, gravillas, polvo roca, aditivos y un sin fin de insumos minerales que suelen ser extraídos específicamente para ese uso de otras localidades, en un proceso extractivo que también provoca desequilibrios sedimentarios, erosión, y muchas veces la destrucción de morfologías fluviales como ríos y costas. Pero la minería ya genera toneladas de arenas y materias desplazadas que debieran estar utilizándose para este fin, antes de transformarse en vertederos escondidos y relaves con composiciones materiales desbalanceadas. Estas arenas y gravillas descartadas pueden suplir muchísimas necesidades en la ingeniería de materiales para la arquitectura y otros usos, ya sea como reemplazo de agregados y aditivos en el hormigón, como materias arcillosas, o como nuevos materiales intervenidos con temperatura o activaciones químicas como los geopolímeros. En el proyecto Imaginarios de la Sal propuse varias rutas para reutilizar las sales descartadas, mientras que con T2CM de la Universidad Católica de Chile, hemos colaborado explorando alternativas para los relaves de cobres tanto en resultados artísticos como aplicaciones arquitectónicas. Ellos llevan una excelente trayectoria procesando relaves mineros para la industria de la construcción a través de distintas metodologías que incluso logran mejorar la resistencia mecánica del hormigón.

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Si lográramos sistematizar en alguna medida estos potenciales usos materiales como parte de los procesos extractivos, podríamos optimizar y reducir la cantidad de residuos mineros, monitorear su composición y distribución, detoxificar relaves contaminados, y resguardar a las localidades y comunidades humanas y no-humanas que habitan las zonas afectadas. Dado que la minería maneja cantidades tan grandes de materia, es urgente pensar cómo podemos insertar sistemas que hagan que los ciclos de vida material sean sostenibles. Pero creo que es fundamental que esto se haga desde una mirada multidisciplinar, que logre también cambiar la percepción de estos materiales que suelen estar asociados a algo negativo.

AD: ¿Por qué decidiste investigar sobre el uso de la sal y cuáles son sus posibles aplicaciones?

MU: La sal es un material muy abundante en su superficie terrestre, que ha tenido muchos usos por sus versátiles propiedades químicas. Localmente en el desierto, distintos tipos de minerales salinos han tenido múltiples pasados históricos de gran impacto en la historia minera del país, pero la sal también ha sido utilizada como material de construcción localmente con rocas de sales y yesos minerales, que se mantienen en un ambiente extremadamente árido. Considerando las grandes cantidades de sales que se descartan en minas de sal o en las pozas de evaporación del litio, me pareció importante revisitar qué formas de construcción vernácula pueden incorporar esta abundancia como materia prima. Al mismo tiempo me pareció relevante destacar las muchas formas de valor que tiene la sal en el desierto y lograr visibilizar las problemáticas materiales asociadas a la extracción del litio, donde las sales pertenecen a un frágil ecosistema hídrico y microbiano. Llevo años trabajando con las cristalizaciones porque me parecen fascinantes, como una prueba visible de la autonomía mineral y del largo pasado geológico de las reservas hídricas asociadas a sus paisajes.

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Las sales son materiales desafiantes en sus aplicaciones como material constructivo, ya que es un material que interactúa rápidamente con las condiciones atmosféricas. Tiene la increíble capacidad de cristalizarse, es decir, crecer y estructurarse de manera autónoma. – Mále Uribe

Dependiendo de su composición o interacción con el medio, puede expandirse en diversas estructuras cristalinas. Esta capacidad abre una excelente ruta de construcción colaborativa con la naturaleza que utiliza el sol y medio ambiente como recurso principal, permitiendo que la superficie se auto-organice bajo sus propias lógicas de manera muy eficiente. Pero al mismo tiempo, la sal es higroscópica – absorbe agua. Incluso, algunas sales que se descartan en las pozas de Litio del Salar de Atacama, presentan propiedades delicuescentes, es decir, tienen la capacidad de disolverse en el agua que absorben del ambiente. Esta característica es desafiante al pensar en la durabilidad de aplicaciones de arquitectura en contextos de mayor humedad fuera del desierto. Por lo que es un material que primeramente nos invita a pensar de manera local.

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En el proyecto Imaginarios de la Sal exploré tanto la cristalización como otras metodologías de aglomeración, compactación, temperatura y reacciones químicas para crear murales, esculturas, estructuras experimentales y palmetas de aplicaciones arquitectónicas. Lo interesante de la cristalización es que logré hacerla en terreno de manera natural dentro de las pozas de litio, logrando captar las sales antes de que se transformaran en descartes y fueran apiladas en tortas de sal. El año pasado creamos una serie de módulos y sistemas cristalizados en colaboración con NOT (No Ordinary Things) para crear una gran estructura en el desierto, pero a veces cuesta llevar estos proyectos a término por la falta de financiamiento o de colaboración de las empresas mineras que otorgan los materiales e infraestructuras. Imaginarios de la Sal sigue en proceso en sus diferentes metodologías y avanzando lentamente a nuevos horizontes. Se exhibió en sus distintas etapas en el Design Museum (Londres), Galería Gallo (Santiago), Palacio Pereira (Santiago), CAFA Art Museum (Beijing), Science Museum (Hong Kong).

AD: ¿Qué otros materiales podrían experimentar procesos y aplicaciones similares en la arquitectura? ¿Qué proyectos de investigación tienes en marcha?

MU: Me ha tocado investigar otras formas de desecho mineral y siempre hay procesos y narrativas ocultas. En 2021 hice una residencia de arte en Portugal, en Barreiro, un ex parque industrial abandonado. Entre los muchos desechos que ahí existen, me encontré con unas cenizas y descartes de pirita que tiene un color morado intenso, del cual se saca un pigmento conocido como Caput Mortuum, usado desde el Renacimiento. Su nombre viene de la Alquimia, y se refiere al residuo negro que quedaba en el fondo del matraz después de destilar o calcinar una sustancia. Era lo que no podía transformarse en algo valioso; una escoria sin posible valor. Lo purifiqué artesanalmente y lo usé como pigmento y reemplazo de agregado en mezclas cementicias para esculturas y obras de arte. Este proyecto quedó en suspenso a futuro financiamiento ya que se requiere colaboración científica para procesar metales pesados que son tóxicos para la salud. Aun así, es un ejemplo de que hay muchas zonas de residuos minerales o industriales que son un riesgo para el medio ambiente y comunidades, pero que también pueden cambiar su valor o uso si indagamos un poco más en sus historias y propiedades físicas, mecánicas y estéticas. En muchos casos, ni siquiera se necesita demasiada ciencia o financiamiento, ya que son sólo cerros de arenas sin contenidos tóxicos.

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Hoy estoy desarrollando el proyecto Minerasophia, que es una investigación de largo plazo que mira de manera más global al mundo mineral y su ‘sabiduría’ (del griego sophia) – es decir, sus distintas formas de legado y valor. Es un proyecto que propone intercalar estas dos dimensiones de estudio mineral; una más poética que apunta a admirar su agencia geológica y valor como legado cultural, y otra más científica que apunta a reformular su percepción de valor colaborando con la ciencia y la minería para resignificar minerales que han perdido su valor por intervenciones humanas. Esta investigación abrió nuevas formas de colaboración con artesanos y canteros locales, trabajando con piedras esculpidas y los residuos y descartes que se producen en estas prácticas de pequeña y mediana escala. De este proyecto se descuelgan distintas etapas; la primera fue la exhibición de arte del mismo nombre que hice con galería Collectio en Marzo 2025, donde se expuso una serie de 22 esculturas con piedras, chancados y descartes mineros. Entre ellas, la serie Alquimia compuso diversas esculturas a modo de ‘piedras reconstituidas’ que mezclaban materias minerales descartadas como la combarbalita y el basalto, con relaves de cobre y pigmentos, creando distintas composiciones visuales en nuevas formas de valor. Este proyecto abrió una muy bonita investigación sobre estas localidades y paisajes impulsados por la artesanía y extracción mineral.

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En ese mismo proceso, surgió un proyecto en Londres con Maredia, el nuevo restaurant de comida chilena en Londres para el cual hice una investigación territorial y un mural a modo de revestimiento, creado con polvo roca descartado de Combarbalita en colaboración con artesanos locales, y relaves de cobre en colaboración con T2CM de la Universidad Católica. La fabricación de ese proyecto se hizo junto a Cromolux y Grava. Por otra parte, acabamos de inaugurar en Londres el Pabellón de Chile en la Bienal de Diseño de Londres, titulado Minerasophia; Underground Cycles, que desarrollamos en colaboración con la destacada diseñadora chilena Constanza Gaggero y el productor Juan Pablo Vergara. El pabellón funcionó como un despliegue de toda la profundidad teórica e investigativa detrás del proyecto, que al estar esta vez inserta en un contexto de diseño, permitió expandir nuevas narrativas en vitrinas, textos, esculturas, muestras materiales hechas con desechos mineros, y una gran pieza audiovisual central con registros de archivos históricos, animaciones y registro documental.

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De aquí seguirán saliendo proyectos tanto en el ámbito expositivo y artístico, como en el desarrollo tecnológico y material. Minerasophia seguirá transitando disciplinas en la intención de encontrar nuevos formatos, audiencias y medios para experimentar tanto con los materiales minerales mismos, como con las narrativas que se van construyendo en torno a ellos.

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