Arquitectura espacial: retos y desafíos de diseñar planos para otros planetas.
Imagen conceptual del Space Station Freedom (Estación Espacial Libertad) que eventualmente derivo en la Estación Espacial Internacional.
Arquitectura espacial, es la teoría y práctica de diseñar y construir ambientes habitables en el espacio exterior. El enfoque arquitectónico del diseño de naves espaciales, basado principalmente en la ingeniería aeroespacial, involucra también diversas disciplinas que incluyen la psicología, fisiología y sociología, así como múltiples áreas técnicas. Como en la Tierra, la arquitectura espacial busca ir más allá de los componentes y sistemas a través de un amplio conocimiento de los temas que afectan el éxito de su diseño. Amplio trabajo ha sido enfocado a diseños conceptuales para estaciones orbitales, naves de exploración a la Luna, Marte y bases de superficie para las agencias espaciales, incluida la NASA.
La práctica de involucrar a la arquitectura en los programas espaciales creció durante la carrera espacial. Surge de la necesidad por extender la duración de las misiones y conlleva las necesidades mínimas de los astronautas para vivir cómodamente.
El Sasakawa International Center for Space Architecture SICSA (Centro Internacional Sasakawa para Arquitectura Espacial) es una organización dentro de la Universidad de Houston que ofrece una maestría en arquitectura espacial. En Europa, la Universidad Internacional del Espacio realiza amplias investigaciones sobre arquitectura.
Verde para el suelo, azul y amarillo para las paredes y marrón para el techo. En los años 60 del siglo pasado, la arquitecta espacial rusa Galina Balashova ideó un sistema de colores para hacer los espacios de las naves más agradables y acabar con un problema muy común entre los astronautas: la desorientación.
A lo largo de su carrera, Balashova diseñó y supervisó los interiores de diversas naves que abandonaron nuestro planeta e hicieron historia. Hoy, más de medio siglo después, los arquitectos siguen teniendo un papel fundamental en la carrera espacial. El desarrollo de la tecnología y la ciencia ha hecho posible que ya no se centren solamente en naves y estaciones, y que los primeros prototipos de edificios para otros planetas sean ya una realidad.
Cápsulas herméticas y sistemas sostenibles
La arquitectura espacial es aquella que se centra en diseñar y construir espacios habitables fuera de la Tierra, ya sea en forma de naves y estaciones espaciales o de construcciones en otros planetas y satélites. Para los arquitectos, construir en el espacio permite olvidar las restricciones que tenemos en la Tierra (urbanísticas, legales o de falta de espacio, por ejemplo) y experimentar con nuevas técnicas y materiales.
Crear espacios habitables más allá de nuestra atmósfera presenta, también, numerosos retos. Es necesario adaptarse a nuevas condiciones de temperatura, gravedad, presión o radiación. A su vez, es importante que las construcciones consigan minimizar los problemas a los que se enfrentan los astronautas, como la claustrofobia o la desorientación.
La tierra desde el espacio. NASA (Unsplash)
En su trabajo ‘Arquitectura espacial: características y diseño de los hábitats en el espacio exterior’, el arquitecto Javier Gómez Sánchez presenta una serie de características que comparten la gran mayoría de los hábitats en el espacio para optimizar sus prestaciones: son herméticos, capsulares y de dimensiones reducidas.
Su hermetismo ayuda a aislar de un exterior incompatible con la vida humana. De este modo, funcionando como un refugio, las construcciones pueden proteger a sus habitantes de la radiación, la falta de oxígeno o las temperaturas extremas, por ejemplo. Por otro lado, el hecho de que sean capsulares permite aprovechar el espacio al máximo y resistir los esfuerzos derivados de la diferencia de presiones.
Cobra importancia, también, el hecho de que sean ecosistemas cerrados. “Los hábitats espaciales tienen que reutilizar al máximo los recursos de los que disponen, pues el entorno en el que se encuentran no dispone de los recursos necesarios para el desarrollo de la vida. Aquí la regla de las tres R (reducir, reciclar y reutilizar) se lleva hasta el extremo”, explica Gómez.
Una casa en Marte
Cuando Ray Bradbury escribió Crónicas Marcianas a mediados del siglo pasado, imaginó un planeta rojo colonizado por diferentes generaciones de terrícolas y lleno de todo tipo de viviendas y ciudades. De haberse hecho realidad, su planeta rojo tendría hoy hasta un puesto de perritos calientes.
Aunque estas historias de ciencia ficción distan mucho de acercarse a la realidad actual, lo cierto es que hoy ya contamos con los primeros prototipos de viviendas y ciudades marcianas. Uno de ellos es Marsha, el proyecto con el que la empresa tecnológica AI Space Factory ganó un concurso de la NASA.
Recreación de Marsha en Marte. AI Space Factory.
Marsha es una vivienda con un exterior muy resistente, diseñada específicamente para adaptarse a las condiciones de Marte. “En un entorno extraño a 54,6 millones de kilómetros de distancia, la construcción y los materiales deben repensarse por completo”, explican desde AI Space Factory. La estructura de Marsha, en forma de cápsula, se diseñó a base de una mezcla de fibra de basalto extraída de roca marciana y bioplástico renovable procesado a partir de plantas que podrían ser cultivadas en Marte. Este compuesto superó al hormigón en las pruebas de resistencia, durabilidad y aplastamiento de la NASA.
El interior está diseñado para favorecer las relaciones humanas. Cuenta con una gran claraboya que deja pasar la luz natural, cuatro alturas y espacios abiertos que invitan a la movilidad y evitan la monotonía. Además, su estructura favorece la iluminación circadiana para recrear la luz terrestre y maximizar al máximo la salud de la tripulación.
Así son los interiores de Marsha. AI Space Factory.
La vida en el planeta rojo
¿Y cómo podría ser el día a día en Marte? Tal y como explica la meteoróloga Mar Gómez en su libro ‘En qué se parecen las gotas de lluvia al pan de hamburguesa’, se trata de un lugar en el que la vida sería complicada, no solo porque disfrutar del sol como en la Tierra sería imposible, sino también porque la atmósfera es muy diferente.
Esta es muy fina y tiene una densidad del 1 % de la de la Tierra. Además, está compuesta principalmente de dióxido de carbono (CO2), se dan fuertes tormentas de polvo y las temperaturas llegan a ser muy frías. Aunque en el ecuador se alcanzan los 20 °C durante el verano, las mínimas pueden alcanzar los -100 °C y las medias se mantienen en unos -62 °C.
Simulación de infraestructuras para generar energía en el planeta rojo. AI Space Factory.
Sin embargo, estas condiciones pueden dejar de ser un impedimento si se tienen los medios técnicos necesarios para crear las infraestructuras adecuadas. Al menos, así lo considera el arquitecto danés Bjarke Ingels. “Podemos crear un gran ecosistema utilizando únicamente elementos disponibles en Marte y tecnología, creatividad y conocimiento provenientes de la Tierra”, señaló el arquitecto en su TED Talk de 2019.
De acuerdo con Ingels, una combinación entre estructuras hinchables, subterráneas e impresas en 3D (con materiales disponibles en el planeta rojo, basados en arena y piedra) garantizaría todo lo necesario para sobrevivir en Marte: protección contra la radiación, aislamiento termal, presurización, luz natural y espacios funcionales y cómodos. Actualmente, su estudio de arquitectura participa en el desarrollo de la Mars Science City, en Dubai.
El objetivo de este proyecto, en forma de ciudad marciana, es investigar qué materiales y técnicas serían más adecuados para construir en el planeta rojo. Al fin y al cabo, este es uno de los objetivos que la arquitectura ha perseguido desde los inicios de la historia: entender cómo las construcciones pueden adaptarse mejor a las necesidades de cada entorno para, después, hacerlas realidad.