Casa Alwah emerge en el desierto de Dubái como un refugio, similar a un oasis, concebido a partir de la lógica natural de una flor. Incrustada parcialmente en el terreno, la vivienda está organizada a través de patios y recorridos que conducen de manera gradual a espacios que se revelan poco a poco, respetando distintos anillos de privacidad y ofreciendo miradas simultáneas hacia el interior y el exterior.
La casa se estructura en torno a dos grandes espacios exteriores. Cuatro volúmenes curvos se entrecruzan en distintas direcciones, generando conexiones visuales que invitan a la exploración. Esta superposición crea una sensación de resguardo sin renunciar a la apertura, definiendo una experiencia espacial dinámica y cambiante.
Inspirada en la arquitectura vernácula del desierto, la envolvente exterior actúa con gran inercia térmica. Las piezas de hormigón armado, al cruzarse, permiten que la estructura trabaje por su propia geometría, concentrando los esfuerzos en la superficie y logrando una síntesis entre solidez y ligereza.
En el interior, la vivienda presenta una secuencia de espacios arqueados y verticales que se alejan de la ortogonalidad. Los huecos rasgados filtran la luz y permiten el paso de la brisa del desierto. Los materiales, como el hormigón proyectado revestido con estuco color arena en los muros y las losas curvas, refuerzan la continuidad entre arquitectura y paisaje. Así, Casa Alwah es un refugio contemporáneo que reinterpreta la sabiduría constructiva del desierto.






















