Cuando conocimos el terreno que se encuentra en un condominio cercano a Salvador, lo primero que admiramos fue la presencia de algunas almendras grandes repartidas por el área. A pesar del consejo de los vecinos de cortarlas debido a la gran cantidad de hojas que caen de ellas, nuestra premisa y la de los clientes – una pareja con un hijo – fue intentar preservar al máximo la arborización existente.

El programa solicitado fue una casa con muchos cuartos (5 + 1 oficina que también puede servir como cuarto), ya que siempre tienen parientes y amigos visitando Bahía. El resto de la casa debería atender a la dinámica de la familia de forma funcional y descomplicada, sin dejar de lado los aspectos formales.



Atentos a la elegancia discreta de la pareja y su bagaje estético, propusimos la estructura en MLC (madera laminada encolada) como forma de unir racionalidad y belleza.

La implantación de la casa buscó, además de preservar los árboles, la mejor insolación. En Bahía, donde el clima es cálido todo el año, evitamos las direcciones Norte y Oeste; algunos cuartos se orientan hacia el este y el sur, mientras que el área social y la terraza se orientan principalmente hacia el sur.


Haciendo un contrapunto al ritmo bien marcado de la estructura de madera, el pavimento superior fue completamente cubierto con brises de aluminio, que se abren como puertas-camarón en los cuartos, el vestidor y los baños, pero cuando están cerrados crean un volumen único.



Las formas orgánicas de la piscina junto al jardín diseñado por Rodrigo Oliveira forman un oasis en medio del intenso calor de Bahía.
