¿Cómo es posible alcanzar el bienestar emocional en el ámbito público? ¿Qué rol desempeñan los espacios públicos en el fomento del bienestar urbano? Considerando que las prácticas deportivas pueden conformar un componente vital en la generación de espacios públicos saludables, la práctica del skateboarding, una de las actividades urbanas más reconocidas a nivel global, representa una alternativa en la construcción de oportunidades para el desarrollo físico, recreativo, social, cultural y también profesional de múltiples generaciones.
A partir del movimiento y los juegos motores, los seres humanos son capaces de vivir nuevas experiencias y estimulaciones. Por medio del deporte, la educación física desarrolla capacidades como la percepción espacial y espacio-temporal, la coordinación ojo-muscular, la agilidad, el equilibrio, el dominio segmentario, etc. conectándose con el lenguaje corporal, afectivo, social y cognoscitivo. Además, permite aprender a desempeñar diversos roles en grupo al asumir responsabilidades, comprender normas establecidas y experimentar nuevos sentimientos superando retos y aceptando éxitos y fracasos. De hecho, como expone el Plan de Acción Mundial sobre actividad física 2018-2030, está comprobado que la actividad física no sólo colabora con beneficios para la salud, la calidad de vida y el bienestar sino también con la reducción del uso de combustibles fósiles, la generación de aire más limpio y el desarrollo de carreteras menos congestionadas y más seguras.

Vinculada con el hábitat urbano, la cultura del skate emerge de las grandes ciudades, por ejemplo, Barcelona representa uno de los destinos más visitados por skaters de todo el mundo desde principios de la década del 2000. Según Léfèbvre, la ciudad como escenario resulta «el lugar donde se manifiestan siempre las contradicciones de la sociedad considerada». Si bien la producción del espacio de las ciudades es realmente compleja, además envuelve una dialéctica en la que intervienen múltiples intereses y apropiaciones de diferentes usuarios, culturas, valores y prácticas sumamente amplias. Ya sea como medio de transporte o actividad deportiva, el skateboarding en las ciudades se manifiesta como un ejemplo de apropiación informal del espacio urbano siendo también una práctica deportiva de exhibición y objeto de muchas miradas que, con sus consideraciones adecuadas, es capaz colaborar con la reactivación y regeneración de espacios urbanos.

En un amplio debate que reúne diferentes perspectivas y opiniones, algunos sectores de la sociedad catalogan a esta práctica como un objeto de destrucción urbana que daña y deteriora el mobiliario urbano y los pisos de las ciudades poniendo en riesgo la seguridad de otros usuarios o generando ruidos molestos en la vida urbana. A través de sanciones, multas o dispositivos accesorios, autoridades, organizaciones e instituciones junto a algunos ciudadanos/as han prohibido el desarrollo de esta actividad en ciertos sitios. Ahora bien, ¿qué sucede con aquellos espacios urbanos que quedan obsoletos o abandonados y favorecen la delincuencia e inseguridad?¿cómo el skate es capaz de renovarlos o reactivarlos con otros usos complementarios para lograr una convivencia urbana en armonía?

Varios diseñadores, paisajistas, arquitectos/as y planificadores urbanos realizan incansables esfuerzos por integrar y revalorar la aportación socio-espacial generada por el skate en los espacios públicos, creando espacios atractivos para su uso y preparados para contener a este tipo de actividades y sus posibles usuarios. Por ejemplo, el paso subterráneo de Vltavská en Praga se propone darle nueva vida a un espacio público que los praguenses buscaban evitar al visitar el nudo de transportes de Vltavska. Ofreciendo puntos de actividad de estilo libre, una pista de baile con espejos, una galería de arte público y demás usos, plantea la creación de un espacio seguro compartido para sus usuarios, peatones y ciclistas con nuevas luces lineales reforzando la sensación de seguridad, una zona de asientos con vista a la ciudad, entre otros.

Como expone Xavi Camino en «Reinterpretando la ciudad: la cultura skater y las calles de Barcelona», el origen de la práctica del skateboarding se enmarca en un contexto de bonanza económica, social y política basado en el desarrollo del bienestar y del consumo en Estados Unidos hacia finales de los años 50. Esta práctica surgió en la costa de California como abstracción y transformación del surf. Cuando el mar se mostraba impracticable, las patinetas podían utilizarse en la urbe sobre el concreto y el asfalto para recorrer sus calles y edificaciones. A principios de los 60, comenzó a popularizarse entre adolescentes y jóvenes estadounidenses y de algunos países del norte de Europa, y fue adquiriendo cada vez más independencia del surf desarrollando su propio campo económico, social y cultural. Sin embargo, las sucesivas crisis económicas de la década de los 70 modificaron las expectativas creadas durante esos años viendo cerrar a muchas empresas del sector. No obstante, algunos grupos de jóvenes continuaron practicándolo y desarrollaron una nueva interpretación cultural de la práctica, utilizando espacios marginales o abandonados que reflejaban las ruinas del esplendor económico de las décadas anteriores.

Desde su nacimiento, la forma de la patineta, cómo se practica el skateboarding y los espacios donde se realiza han ido evolucionando constantemente pasando de ser una actividad underground hasta convertirse en una industria de alcance mundial. A finales de los 70, el surgimiento de una maniobra técnica profundizaría sobre el uso y el significado del mobiliario urbano en las ciudades dotando a la arquitectura y el diseño urbano de nuevos usos y significados. A diferencia de otros deportes que funcionan con reglas en una «cancha» reglamentada, el skate puede realizarse en cualquier sitio mientras exista una superficie dura. Los patinadores pueden interpretar el entorno urbano de formas creativas y únicas. El skate landscape de Nike, por ejemplo, busca aportar un lienzo creativo estimulante combinando arquitectura tradicional con skate. Ha sido pensado como un espacio público que incorpora elementos compatibles con el deporte, basados en topologías que le dieron forma durante las últimas décadas y son capaces de crear un nuevo paradigma en el paisaje arquitectónico.

Si bien existen numerosos skateparks cercados o separados, plazas de skate y demás edificaciones cerradas donde se practica este deporte, varios profesionales de la arquitectura y el urbanismo buscan integrar y explorar diferentes estrategias para entrelazar esta práctica en las ciudades. El Skatepark Av. Beira Mar en Brasil o el Skate Park Stella Plage en Francia constituyen ejemplos que plantean su integración al desarrollo urbano y paisajístico de sus respectivos entornos con diseños que habilitan el libre movimiento de sus usuarios y, en algunas ocasiones, la convivencia con otros usos. De hecho, la intervención de Usos deportivos en Sant Francesc Xavier de MCEA | Arquitectura fomenta la interacción entre distintos grupos de edad a partir de diferentes modalidades deportivas. Así, se incluyen espacios para el aprendizaje de patinaje destinado a usuarios de menor edad, zonas de skate en modalidad street y bowl para grupos de edad intermedia y áreas de actividades biosaludables para los de mayor edad. Un recorrido común y sinuoso se diseña para relacionarlos y promover el contacto entre todos los usuarios.

Reuniendo a una población diversa, los skateparks consolidan puntos de encuentro para niños y adultos, espacios de juego para la práctica de todo tipo de deportes con ruedas y espacios para el entrenamiento profesional del skate. Construyendo comunidades, proveen espacios para realizar trucos, pruebas y secuencias sobre superficies lisas, que recrean las formas cóncavas de las olas en el mar y elementos urbanos como barandales, escaleras, bancas y desniveles. Pero, si bien se trata de una práctica originada en la ciudad, ¿podría integrarse en el ámbito doméstico o en espacios impensados para realizarse? En la zona de islas del río Paraná frente a la ciudad de Rosario en Argentina, el proyecto Skatehouse 2 de Macu Bulgubure incluye una pista de skate en una vivienda familiar donde el deck exterior se convierte en pista, se transforma en pared al sur y termina en alero bloqueando el sol alto de verano. Inhouse Brand Architects también convierte el área de salón no utilizada de una residencia de Ciudad del Cabo en una sala de estar de inspiración industrial con un tazón de skate de hormigón que juega un papel importante en el diseño. Además, siguiendo en el marco de la reutilización adaptativa, el proyecto de House of Vans London de Tim Greatrex se propone reconvertir los arcos históricos de las líneas de ferrocarril, que anteriormente alojaban al Old Vic Theatre, en un centro cultural para el skate, el arte, el cine y la música.

En la búsqueda de apoyar el desarrollo sostenible del deporte y el ocio, la materialización de estos espacios requiere contemplar desde la seguridad de sus usuarios hasta el mantenimiento y el envejecimiento natural de sus materiales. Si bien las superficies lisas deben predominar, la combinación de texturas, colores y materiales aportan una distinción que debe atender a un cuidado detalle en uniones y empalmes de cambios de materiales evitando poner en riesgo la seguridad de sus usuarios y conformando superficies limpias y continuas. Por ejemplo, en La duna skatepark y centro de convivencia se utilizó un concreto de alta tecnología para alcanzar una superficie tersa y continua, seleccionando un color que lo integre con la arena, que es un material que se encuentra en el sitio y envuelve dicha zona de la ciudad.

Mientras el concreto ofrece una gran resistencia y durabilidad a la intemperie además de un gasto de mantenimiento mínimo, la madera demanda de recintos resguardados de las condiciones del clima si bien resulta absorbente a los impactos y sus elementos y obstáculos pueden ser versátiles y flexibles. En Cañales skatepark de Quintanilla Arquitectos en México, los materiales empleados soportan las condiciones climáticas en su estado aparente y crudo. Al utilizar materiales sin acabados y buscando reducir el mantenimiento a largo plazo, se ha considerado la disponibilidad de materiales en la región. Por otro lado, la construcción del Skatepark Continua de MBL architectes en Francia explora las posibilidades del concreto húmedo. A modo de performance al celebrar el encuentro del proyecto con el sitio, su fabricación se debió en gran medida a la destreza de los albañiles que le dieron forma. Una vez en el área, se ensamblaron y soldaron las estructuras metálicas mientras que el concreto fresco se proyectó sobre el armado metálico, y después se estiró y alisó hasta conseguir las formas deseadas antes de que fraguara. Cabe destacar que si bien las superficies de metal son buenas para adquirir velocidad, también demuestran muchos defectos en su uso al tratarse de un material que se calienta excesivamente con su exposición al sol y provoca problemas de oxidación, picaduras y laminas expuestas comprometiendo la seguridad de los patinadores.

Entendiendo el poder que la cultura del skate y la concepción de sus espacios de práctica pueden adquirir en el desarrollo de la vida en las urbes, la arquitectura y el urbanismo se enfrentan a un desafío que envuelve el diálogo entre disciplinas para crear espacios comunitarios donde el skateboarding sea capaz de interactuar con amplios grupos etarios. Buscando promover ciudades más inclusivas, sostenibles y adaptadas a las necesidades de sus ciudadanos/as, la flexibilidad en los espacios colaborará impulsando la creatividad de los patinadores en sus rutinas como así también permitirá integrar usos complementarios en favor de toda la comunidad.
