La piedra en la arquitectura moderna supone en muchas ocasiones una parte muy importante de los materiales que se usan.
Es una realidad que actualmente, en la gran mayoría de casos se siguen líneas rectas a la hora de proyectar y construir edificios considerados como de un estilo moderno.
Para este tipo de arquitectura la piedra que se suele utilizar son baldosas, que, en formatos a veces grandes dotan una imagen de naturalidad realmente inimitable.
Decimos esto porque en la actualidad, y desde hace ya años, está muy extendida la fabricación y colocación de piezas de cerámica que imitan a la piedra natural.
Esta, aunque no dudamos de sus buenas características como material, nunca puede alcanzar la esencia de los materiales naturales, amén de la huella de carbono muy superior que supone su fabricación.
También, la piedra en la arquitectura moderna ha venido adaptándose a nuevas formas de construir: fachadas ventiladas, formatos ultrafinos, tamaños grandes, que son manejables gracias a maquinaria y herramientas modernas…
Cuando hablamos de estas herramientas modernas nos referimos especialmente a sistemas de vacío, que sujetan las piedras por medio de ventosas, a veces tan potentes que son capaces de mover pesos asombrosos.
Además, la maquinaria de última generación que emplea tecnologías de diseño y fabricación por control numérico permite elaborar piezas de cualquier geometría, capaces de adaptarse a los requerimientos de cualquier proyectista.
Los acabados superficiales se han multiplicado gracias a la creatividad de los fabricantes, que, combinando texturas y materiales, son capaces de cubrir las necesidades y ofrecer un producto capaz de sorprender a cualquier cliente.
Así pues, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la piedra en la arquitectura moderna está más viva que nunca, y los que de verdad desean algo auténtico, natural, sostenible y duradero pueden disponer de un material que será capaz de cubrir sus expectativas con toda seguridad.